“Se anidan en nuestro corazón sentimientos de agradecimiento a Dios por el año vivido”

Mensaje de Año Nuevo del Dr. Jorge Iván Vélez Arocho, presidente

 

 

¡Feliz Año Nuevo!

Hoy, primero de enero de 2023, es un gran día de fiesta en nuestras comunidades.  Por un lado, comenzamos un nuevo año y tenemos los anhelos, la esperanza y el compromiso de que será mejor que el que acabamos de terminar… personal y comunitariamente. Se anidan en nuestro corazón sentimientos de agradecimiento a Dios por el año vivido y propuestas para responder mejor al amor que Dios nos tiene. El papa Francisco en su Mensaje de Año Nuevo nos habla de la oportunidad que tenemos para mirar el camino recorrido y realizar la transformación que todos anhelamos. Escuchemos:

“Transcurridos tres años, ha llegado el momento de tomarnos un tiempo para cuestionarnos, aprender, crecer y dejarnos transformar, de forma personal y comunitaria, un tiempo privilegiado para prepararnos al ´día del Señor´. Ya he dicho varias veces que de los momentos de crisis nunca se sale igual: de ellos salimos mejores o peores. Hoy estamos llamados a preguntarnos: ¿qué hemos aprendido de esta situación pandémica? ¿Qué nuevos caminos debemos emprender para liberarnos de las cadenas de nuestros viejos hábitos, para estar mejor preparados, para atrevernos con lo nuevo? ¿Qué señales de vida y esperanza podemos aprovechar para seguir adelante e intentar hacer de nuestro mundo un lugar mejor?”  Como dijimos anteriormente al inicio del año, la Iglesia nos invita a mirar nuestro interior de cara al futuro.

Por otro lado, la Iglesia celebra la octava de la Navidad, el día en que, a Jesús, Dios con nosotros, nuestro hermano, le pusieron su nombre. Escuchemos del Evangelio de Lucas 2, 16-21 “Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción”.

La Iglesia también nos propone que hoy hagamos una jornada de oración por la paz al inicio del Nuevo Año. Estamos convocados a orar de una manera más intensa por un mundo donde reine la justicia y la paz. La Iglesia nos invita a escuchar del libro de los Números 6,22-27 la manera que el Señor propuso para invocar a Dios y bendecir a los israelitas y hoy podemos decir que también nos propone a nosotros:

“El Señor habló a Moisés:
Di a Aarón y a sus hijos:
Esta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas:
El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor;
el Señor se fije en ti
y te conceda la paz.
Así invocarán mi nombre sobre los israelitas y yo los bendeciré.”

La promesa de Dios es que nos bendecirá, nos protegerá, iluminará su rostro sobre nosotros, nos concederá su favor, se fijará en nosotros y nos concederá la paz. ¡Esa es la propuesta de cercanía y cuidado de Dios para nosotros sus hijos!  El santo padre en su mensaje de Año Nuevo nos alerta de la situación que se vive en el mundo que puede debilitar los esfuerzos de paz. Escuchemos al papa Francisco:

“Rara vez los individuos y la sociedad avanzan en situaciones que generan tal sentimiento de derrota y amargura; pues esto debilita los esfuerzos dedicados a la paz y provoca conflictos sociales, frustración y violencia de todo tipo. En este sentido, la pandemia parece haber sacudido incluso las zonas más pacíficas de nuestro mundo, haciendo aflorar innumerables carencias.”

Pero por encima de todo la Iglesia celebra en el Año Nuevo la solemnidad de santa María Madre de Dios. María tiene un lugar único, especial en nuestra fe y en nuestra vida espiritual como pueblo.  Igual sucede en tantos países, pensemos en México o en Cuba, por ejemplo. Hoy reconocemos y proclamamos que la Virgen María no es solamente la Madre de Dios, para nuestra salvación, también es nuestra madre, porque es la Madre de Cristo y Cristo y los cristianos somos hermanos.

Querida comunidad universitaria, mantengamos la esperanza enraizada en nuestra confianza en Dios Padre, en Jesús el hermano y en el Espíritu Santo consolador. ¡Nos acercamos al nuevo año de la mano de la Virgen María con anhelos, ilusión y esperanza! ¡El bien es posible! Porque así Dios, quien nos ama profundamente, lo quiere. A la mayor gloria de Dios.

Angie y yo les deseamos ¡Muchas felicidades!

 

 

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