“Encarnación, Misterio y Cercanía”

Mensaje de Navidad del  Dr. Jorge Iván Vélez Arocho, presidente

 

 Querida comunidad universitaria, queridos amigos de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico. Después de este periodo de espera y preparación que llamamos Adviento, hemos llegado a la fecha esperada… al gran día, llegamos al día de Navidad, la gran fiesta de nuestra historia humana en la cual celebramos el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios.  Tres palabras resuenan con fuerza en la liturgia de la Navidad: encarnación, misterio y cercanía.

El Concilio Ecuménico Vaticano II nos recuerda la naturaleza humana que ocurre en la Encarnación que hoy celebramos: “El Hijo de Dios… trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado” (Constitución Gaudium et spes, 22). El papa Francisco hablando sobre este evento desconcertante dijo “el evento desconcertante de un Dios hecho carne, que piensa con una mente humana, trabaja y actúa con manos humanas, ama con un corazón humano, un Dios que lucha, come y duerme como cada uno de nosotros”. Dios nos invita a reflexionar en la Navidad sobre Dios con nosotros,  Dios encarnado, Dios cercano. ¡Bendito sea Dios!

El papa emérito Benedicto XVI en un mensaje de Navidad pasado nos decía  “En este tiempo de Navidad, nos detenemos de nuevo en el gran misterio de Dios que bajó de su Cielo para entrar en nuestra carne. En Jesús, Dios se encarnó, se hizo hombre como nosotros, y así nos abrió el camino hacia su Cielo, hacia la comunión plena con Él…. Es importante, entonces, recuperar el asombro ante el misterio, dejarse envolver por la magnitud de este acontecimiento: Dios ha recorrido como un hombre nuestros caminos, entrando en el tiempo del hombre, para comunicarnos su propia vida (cfr. 1 Jn 1,1 – 4). Y no lo hizo con el esplendor de un soberano, que con su poder somete al mundo, sino con la humildad de un niño”.  Y aquí estamos con asombro mirando las imágenes del pesebre, contemplando la humildad y la cercanía presentes en el Niño, en la Virgen, en San José y en todo el entorno de la escena.

El papa Francisco nos habla con frecuencia del valor de la Encarnación, de la natividad de Jesús: “nos ha sido revelado no escrito en un código para ser observado, sino escrito en la carne de un Hijo de hombre, Jesús”. Insiste más aún “Esta es la novedad cristiana que no deja de sorprendernos: Dios vino a salvarnos haciéndose como nosotros” … Y ante este gran misterio de cercanía nos asombramos. De hecho, el santo padre llama a Jesús cercano “el Buen Samaritano de la humanidad” y nos invita a que veamos en “esta gran ocasión cristiana, la Navidad, una ocasión de descubrir y experimentar cuánto ama Dios al hombre, a todo ser humano”. La Iglesia nos convoca hoy a que reconozcamos en Jesús aquel que viene a vendar nuestras heridas causadas por tantos golpes que recibimos. Y más aún, que seamos para los otros buenos samaritanos, como Jesús.

Queridos hermanas y hermanos, hagamos nuestras las palabras de la liturgia de la Navidad “Al profundizar en el nacimiento del Niño Jesús, contemplamos con asombro el inmenso amor que Dios nos ha tenido haciendo que su propio Hijo venga al mundo haciéndose hombre como nosotros en el seno de María Santísima. Este milagro de amor debe llevarnos a mirar nuestro interior y preguntarnos: ¿cómo respondemos a Dios frente a todo lo que ha hecho por nosotros?; ¿ocupa el Señor un lugar importante en nuestras vidas?; ¿hemos vivido la caridad con las personas que nos rodean?; ¿hemos vivido la caridad con los más necesitados?”

Angie y yo les deseamos unas felices fiestas navideñas y que el próximo año 2023 sea uno lleno de paz, esperanza, alegría y salud.  ¡Celebremos la Navidad!

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