Paz, amor y alegría en la Navidad

Presidente de la PUCPR recuerda que la Navidad en un período para celebrar.

Por:  Jalibeth Rodríguez Rivera

La Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico celebra con gran entusiasmo la época navideña 2014. Para el presidente de la Institución, Dr. Jorge Iván Vélez Arocho el espíritu de este acontecimiento debe estar enmarcado en amor, paz y alegría, a pesar de las situaciones difíciles que enfrenta el país. “ ¡Que extraordinarias estas fiestas de las Navidades! La Navidad, definitivamente, es un período maravilloso en el cual los mejores y más bellos sentimientos afloran en nuestras vidas y en las vidas de nuestras comunidades” expresó durante su mensaje que grabó a través de las cámaras de Huellas del Futuro en la intimidad de su residencia.

Con el frondoso, aromático y hermosamente decorado árbol de Navidad de fondo y disfrutando de una taza de café en su comedor, el Presidente compartió su mensaje junto con su esposa, Digna Hernández. Hizo referencia al mensaje del Papa Francisco en este período. “El Papa en esta Navidad ha insistido en el verdadero sentido de la Navidad, en que Dios está presente entre nosotros. Nos recuerda que ese niño en el Pesebre nos ama y dio su vida por nosotros para salvarnos”.

Vélez Arocho, quien el próximo mes de enero de 2015 cumple su quinto año como Presidente de la PUCPR, enfatizó en que “celebremos esta época de Navidad llena de paz, amor y alegría”.

 

Mensaje del Presidente Navidad 2014

El Evangelio de San Lucas en el Capítulo 2, versos  4 al 7 nos narra el nacimiento de Jesús “Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María, su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.”

El profeta Isaías profetizó el nacimiento del Salvador. Leemos en el Capítulo 9, versos del 1 al 5 “El pueblo que andaba en tinieblas  vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos. Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría… Porque una criatura nos ha nacido, un hijo se nos ha dado.  Estará el señorío sobre su hombro,  y se llamará su nombre Maravilla de Consejero, Dios Fuerte, Siempre Padre, Príncipe de Paz.

En la Navidad celebramos el nacimiento de Jesús, el Mesías, el Salvador. El Papa Francisco nos invita a que en esta Navidad recordemos que nuestra salvación se da en el seno de una familia “Y la cercanía de la Navidad enciende sobre este misterio una gran luz. La encarnación del Hijo de Dios abre un nuevo inicio en la historia universal del hombre y de la mujer. Y este nuevo inicio acaece en el seno de una familia, en Nazaret. Jesús nació en una familia. Él podía venir espectacularmente, o como un guerrero, un emperador. No, no. Viene como un hijo de familia, en una familia. Esto es importante: mirar en el pesebre esta escena tan bella. Dios ha elegido nacer en una familia humana  que ha formado Él mismo.”  También nos invita el Santo Padre a que en esta Navidad acojamos a Jesús y nos comprometamos a custodiarlo. “Cada familia cristiana – como hicieron María y José – puede, en primer lugar acoger a Jesús, escucharlo, hablar con Él, custodiarlo, protegerlo, crecer con Él; y así mejorar el mundo. Hagamos espacio en nuestro corazón y en nuestras jornadas al Señor. Así hicieron también María y José, y no fue fácil: ¡cuántas dificultades tuvieron que superar! No era una familia fingida, no era una familia irreal. La familia de Nazaret nos compromete a redescubrir la vocación y la misión de la familia, de cada familia. Desde entonces, cada vez que hay una familia que custodia este misterio, aunque esté en la periferia del mundo, el misterio del Hijo de Dios, el misterio de Jesús que viene a salvarnos, está obrando. Y viene para salvar al mundo. Y ésta es la gran misión de la familia: hacer lugar a Jesús que viene, recibir a Jesús en la familia, en la persona de los hijos, del esposo, de la esposa, de los abuelos, porque Jesús está allí. Recibirlo allí, para que crezca espiritualmente en esa familia. Que el Señor nos dé esta gracia en estos últimos días antes de Navidad.”

Queridos hermanos y hermanas Feliz Navidad. Acojamos con alegría a Jesús que viene a salvarnos.

 

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