La desconexión moral abona a la violencia confirma estudio de la PUCPR
La tolerancia a actos violentos se manifiesta indiscriminadamente
En un país donde los actos de violencia se manifiestan desde diversos enfoques, se evidencia un alto nivel de tolerancia, y hasta de aceptación de esta conducta por parte de los jóvenes. Esto puede
degenerar en una sociedad que se torne indiferente a la violencia. Así lo revela un studio publicado por la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.
La violencia desde la desconexión moral, un trabajo de investigación de las doctoras Ana R. Pinilla Díaz e Hilda Burgos Ocasio, presenta ocho mecanismos de desconexión de los valores y la moral que
buscan justificar los actos de violencia. Actos que van desde provocar daño físico hasta manifestar conductas antisociales como son los actos de corrupción. La desconexión de los valores y la moral, de acuerdo con las catedráticas, facilita la aceptación de los actos violentos que sacuden a diario al país.
Las investigadoras recogieron en el libro publicado por la PUCPR, el fruto de ocho investigaciones: cuatro de ellas, llevadas a cabo por las dos catedráticas, y cuatro tesis de estudiantes de maestría y
doctorado del Colegio de Estudios Graduados en Ciencias de la Conducta y Asuntos de la Comunidad. La recopilación y el análisis de los estudios han validado, una y otra vez, la teoría de desconexión moral, dando paso a un nuevo estudio que iniciará en enero, enfocado en agresores de violencia de género, destacaron las investigadoras.
Según la Dra. Pinilla Díaz, “A lo largo de nuestras vidas, establecemos un conjunto de valores que rige nuestros actos morales, pero en ocasiones, las personas usan estrategias de pensamientos para
permitirse la violación a esos valores. La vía para esto es la desconexión moral, un concepto creado a finales de la
década de los 80 para describir el proceso de desvinculación de las personas, de los valores y de las normas aprendidos desde niños. Por medio de la desvinculación moral, las personas transgreden sus valores sin experimentar culpas, lo que facilita tener conductas violentas. En estos estudios hemos validado la existencia de este fenómeno para explicar el alto nivel de tolerancia hacia la violencia en el país”.
Los ocho estudios evaluaron una amplia muestra de 2,153 estudiantes entre los niveles de escuela superior hasta doctorales, en edades que van de 15 a 62 años, catalogados por generaciones desde los “babyboomers”, generación X, milenios y generación Y. Según las catedráticas. “La definición de la violencia es amplia y compleja y va, desde hacer daño físico o emocional a otro hasta la corrupción, la inequidad, el poder desmedido o quitarle la vida a otro ser humano. Estos estudios validan la teoría de la desconexión moral o cómo la desensibilización constituye un mecanismo general de desapego de los valores que inciden en la violencia”. El análisis de los estudios, hechos
con cuestionarios y trabajo de campo, se publican de manera conjunta por primera vez.
Afirma la Dra. Burgos Ocasio, “Es incorrecto pensar que una persona que tenga una conducta violenta no tenga valores. Lo que ocurre es que cuando hay una desconexión moral se reconceptualizan las conductas, se utiliza un lenguaje eufemístico o se desplaza la responsabilidad, para de esa manera, justificar las acciones incorrectas. El legitimar la violencia como una forma para
solucionar los problemas es el resultado de la desconexión moral”.
Entre los ejemplos de la desconexión moral y la justificación de acciones violentas las catedráticas mencionaron ejemplos como, “Yo solo seguía órdenes”; “Ella se lo buscó por esa vestimenta
provocativa”, “Por andar sola y borracha la violaron”; “Yo solo firmaba los informes, otro los llevaban a su destino. Yo no sabía quién los escribía ni para quiénes eran”.
Según las investigdoras, frases como estas demuestran los mecanismos de la desconexión moral que hacen que la violencia tenga cierto tipo de aceptación como medio para resolver los conflictos que surgen entre los seres humanos.
“Al analizar estos estudios, realizados con estudiantes universitarios durante los pasados siete años, podemos ver que la desconexión moral hace que la violencia se vea como algo del diario vivir. La
exposición a la violencia que han tenido los jóvenes en sus etapas formativas a través de los medios de comunicación masiva, las redes sociales y los videojuegos pudiera haber aumentado la
tolerancia de los jóvenes hacia la violencia. Esto ocurre en todo tipo de crianza, y en todos los niveles socioeconómicos. Parece darse una desconexión moral en la cual la violencia ha pasado a
tener cierto tipo de aceptación”, dijo la Dra. Pinilla Díaz.
Por su parte la Dra. Burgos Ocasio agregó, “A través de los ocho estudios comparados, resalta la constante de que la aceptación de la violencia es más marcada en el género masculino, aunque las
mujeres han mostrado un aumento en el nivel de tolerancia a los actos violentos. Otro punto que sobresale de la investigación es que la educación o nivel académico de los participantes, no protege
a las personas en torno a su aceptación y tolerancia a la violencia”.
Las autoras estiman que la exposición a la violencia de los jóvenes en sus etapas formativas, a través de los medios de comunicación masiva, las redes sociales y los videojuegos pudiera haber aumentado la tolerancia de los jóvenes hacia la violencia, sin embargo, enfatizaron que no existen estudios concluyentes sobre estas teorías. No obstante, lo que sí incide directamente en el incremento de actos violentos son factores como la pobreza, el tráfico de drogas, la disponibilidad
de armas de fuego y los disturbios politicosociales. Otros factores que inciden en la alta tasa de violencia son: la disparidad social en los ingresos, mayor desempleo entre jóvenes, embarazos de adolescentes y agresividad en la niñez, entre otros.
CONCLUSIONES
1. La desensibilización constituye un mecanismo general de desconexión moral.
2. La violencia es vista como algo del diario vivir y como tal, comienza a aceptarse como un medio para la solución de los problemas.
3. La aceptación y tolerancia a la violencia, al momento es una moderada.
4. Esta aceptación está más marcada en el género masculino. Aun así, se observa una tendencia de aumento en la actitud y tolerancia a la violencia por parte del género femenino.
5. Los estilos de crianza no parecen estar asociados a la tolerancia a la violencia.
6. La exposición a la violencia, de forma directa o indirecta, parece facilitar la aceptación de esta.
7. Aun en los profesionales de ayuda, la educación, la cual fue postulada como un factor de protección, no evidencia servir como tal. Por tanto, parece sugerirse que la exposición a la violencia insensibiliza a las personas y las hace más tolerantes a esta, independientemente de su profesión.
Las autoras hicieron un llamado a entidades como la familia, la iglesia, las instituciones educativas y comunitarias a hacer causa común en la generación de un nuevo pensamiento en los jóvenes para que
puedan resolver, en momentos de retos, las situaciones de manera pacífica, con diálogo y consenso.
La publicación del estudio recoge investigaciones del 2012-2017 y da paso a un estudio de seguimiento que comenzará en enero .