“Un verano en Nueva York”: Pioneros en Broadway

Estudiantes de música y teatro pisan el corazón del teatro musical

“Benito tenía razón.  Si te quieres divertir… solo tienes que vivir un verano en Nueva York”, compartió entre recuerdos María Cristina Pérez Costas, estudiante del Programa de Psicología con concentración menor en Teatro, al regresar de lo que, según confesó, la transformó como artista, pero aún más como persona.  Una experiencia que vibró con fuerza entre quienes fueron parte del viaje académico Teatro Musical New York 2025 de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico.

Durante once días, 15 estudiantes de los programas de Teatro y Música de la PUCPR participaron de una aventura llena de movimiento, interpretación, canto y exploración cultural en la ciudad que nunca duerme, Nueva York.  Con la mentoría de la Prof.ª Annelsa Castro Riquelme y el Prof. Carlos Javier Santos, el grupo se adentró en la esencia del teatro musical, ese que mueve los teatros de Broadway, pero sobre todo el alma de quienes lo disfrutan.

Para Loydi Merced Jesurún Ríos, estudiante de ambos programas (Música y Teatro), este fue su primer viaje y el impacto fue único: “Esta experiencia marcó una gran transformación tanto artística como humanística en mí.  Pude aclarar muchas dudas sobre el estilo de vida en Nueva York, el trabajo y el ambiente en el que siempre he soñado desarrollarme.  Confirmé que mi verdadera vocación es el teatro musical, y ahora estoy más decidida que nunca en seguir este camino.  Mis herramientas en el canto, el baile y la actuación ya no son las mismas, gracias a todo lo aprendido, y estoy lista para aplicar estos conocimientos en mi crecimiento como artista en la PUCPR”.

Es precisamente ese crecimiento en los jóvenes lo que destaca el profesor Santos del Programa de Teatro y Artes Escénicas: “El teatro tiene la capacidad de transformar vidas, y este viaje fue ejemplo de ello.  La inmersión en Broadway, la interacción con profesionales destacados en el campo, el convivir en una ciudad tan diversa, brillante y vibrante, contribuyó al desarrollo de artistas más conscientes, sensibles y preparados para asumir su rol en el mundo”.

Los Pioneros participaron de ocho talleres, impartidos por profesionales de Disney Theatrical, dirigidos a los musicales: The Lion King y Aladdin.  A través de ejercicios escénicos, los jóvenes exploraron desde el uso del cuerpo y desplazamiento en escena, la importancia del ritmo y el baile, la interpretación vocal y actoral y el poder expresivo del arte de títeres en The Lion King, hasta las complejas y vistosas coreografías de Aladdin, la interpretación física y escénica de estas, la intención y la musicalidad de sus canciones.  Cada ejercicio se convirtió en una oportunidad de descubrimiento y crecimiento.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La profesora Annelsa Castro explicó “Cada una de estas obras nos permitió profundizar en distintos estilos escénicos, analizar elementos de actuación e interpretación, y hacer un ejercicio de análisis musical que despertó nuevas inquietudes y enfoques en nuestro grupo. Fue particularmente valioso observar cómo cada producción aborda la narrativa desde distintas estéticas, utilizando la música, la escenografía y el cuerpo como lenguaje expresivo integral.   De forma complementaria, participamos en una serie de talleres especializados dirigidos a los musicales de The Lion King y Aladdin. En total, recibimos ocho talleres intensivos que abordaron diferentes áreas del teatro musical, impartidos por profesionales de Disney Theatrical.  El objetivo principal de este viaje fue exponer a nuestros estudiantes al universo del teatro musical desde su centro neurálgico, así como ofrecerles herramientas formativas que enriquezcan su proceso académico y artístico”.

Mientras, el profesor de Teatro Carlos Javier Santos expuso “Uno de los momentos más significativos, y el primero de esta travesía, fue un encuentro masterclass con Tony Chiroldes, actor puertorriqueño y pionero en Broadway, quien fue parte del elenco original de In the Heights.  Chiroldes cuenta con una trayectoria que incluye tanto el teatro como la televisión en facetas como actor, director, periodista y locutor, razón por la cual ofreció un taller interpretativo donde nuestros estudiantes conectaron con una vivencia única, auténtica y latina dentro de la industria.  Esta oportunidad resultó ser un faro inspiracional para ellos, en el punto de inflexión que reafirmó vocaciones y encendió nuevas chispas de esperanza”.

 

 

 

 

La aventura también incluyó la visita a la American Musical and Dramatic Academy (AMDA), una de las instituciones más prestigiosas en artes escénicas con sede en Nueva York y Los Ángeles y al Manhattan School of Music, espacio sede del viaje.  “En estos lugares se pudo palpar el rigor, la disciplina y la excelencia que caracteriza a los programas de formación en teatro musical, visualizando nuevas metas académicas y artísticas”, resaltó Santos.

Pero la experiencia no se limitó a los salones de talleres y audición, pues Nueva York, en su inmensidad, se convirtió también en aula viva.  “El caminar por Times Square se transformó en un espectáculo permanente donde cada rostro contó su historia y cada rincón fue una escena cargada de intensidad.  Por su parte, disfrutar de Central Park ofreció un respiro natural entre tanta ciudad, mientras que el Lincoln Center for Performing Arts permitió contemplar el teatro desde una perspectiva histórica y artística con expresiones visuales que celebraban la diversidad e identidad mundial.  La majestuosidad del escenario del Radio City Music Hall, templo del espectáculo neoyorquino, susurró a las participantes memorias de artistas legendarios y evocó en ellos no solo una profunda admiración estética, sino la emoción de sentirse parte de una historia más grande y de reconocerse en este espacio como artistas en formación que sueñan con algún día pisar esas mismas tablas.  La solemnidad de la Catedral de San Patricio, las vistas maravillosas desde el SUMMIT One Vanderbilt y el Empire State Building, así como la intensidad reflexiva del Memorial 9/11, completaron un emotivo recorrido por la historia, la cultura y la fuerza espiritual humana.  Cada espacio visitado no fue simplemente un punto en el mapa, sino una obra maestra que invitó a la contemplación, al asombro y al compromiso con el recuerdo”, relató el profesor de Teatro, Carlos Javier Santos.

 

 

 

 

 

Las noches neoyorquinas también se transformaron en escenarios soñados, con producciones como Hadestown, The Lion King, Wicked, Aladdin y Gypsy, espectáculos que los participantes vivieron no solo como espectadores, sino como estudiantes comprometidos con entender cada detalle de la pieza.  “Fue particularmente valioso observar cómo cada producción abordó la narrativa desde distintas estéticas, utilizando la música, la escenografía y el cuerpo como lenguaje expresivo integral” destacó la profesora Castro Riquelme del programa de Música.  Añadió “Además de la vivencia artística y cultural, logramos conectar institucionalmente con espacios académicos de alto prestigio, como la Manhattan School of Music y AMDA (American Musical and Dramatic Academy), ambas reconocidas por su excelencia en música, teatro y danza. Estas alianzas representan una oportunidad invaluable para que nuestros estudiantes continúen su desarrollo profesional mediante grados especializados y vínculos con la industria artística global.  Esta experiencia sobrepasó nuestras expectativas. Aun con el cansancio físico que implicó recorrer la ciudad con nuestros propios pies, el aprendizaje, la inspiración y las oportunidades vividas superaron ampliamente cualquier desafío. Nos dejó un sabor de querer seguir explorando las artes escénicas y exponencial el talento que la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico tiene para ofrecer al mundo.   Este viaje fue mucho más que una salida cultural. Fue una experiencia transformadora que unió aprendizaje técnico, vivencia artística, conciencia cultural y desarrollo humano. Nuestros estudiantes regresan con nuevas herramientas, mayor perspectiva y una motivación renovada para continuar su formación, sabiendo que sus sueños pueden tomar forma en cualquier escenario, sin dejar de lado su identidad y su herencia”.

 

Y es que Nueva York no fue solo un destino; fue escenario, vida, un despertar del alma artística.  Un espacio donde los sueños se encontraron con la realidad, donde los pasos de baile resonaron con fuerza en importantes estudios y donde las voces puertorriqueñas se alzaron con fuerza, esperanza y determinación.  “Allí, los sueños de 15 pioneros no se limitaron a contemplar un telón cerrado, sino que disfrutaron y aprendieron a abrirlo.  Porque para quienes lo vivieron, el Viaje Académico Teatro Musical New York 2025 fue una promesa que sigue vibrando en el pecho, pues cuando el escenario es el mundo, y el arte se encarna en cada gesto, cada nota y cada palabra… nada vuelve a ser igual”, insistió Carlos Javier Santos a Huellas del Futuro Informa.

 

 

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