Ser padre en tiempos de retos
Sociedad redefine el rol paterno
Por: Celimer M. Torres
En la cultura puertorriqueña se puede pensar en los roles específicos tradicionales que un hombre y una mujer deberían asumir en calidad de padres biológicos o de crianza. “Desde ese punto, se visualiza a la madre como la encargada del cuidado físico y emocional inmediatos, de la preparación de los alimentos, es la responsable de acudir a la escuela, la persona primordial para gestionar las citas médicas, la tutora académica y en términos generales, se le adjudica el rol de administradora de los recursos del hogar. En cambio, la figura del padre se vislumbra como una que se limita a trabajar para poder ser un buen proveedor económico de la familia. ¡Cuánta desproporción!, ¿verdad? Es habitual reconocer la importancia de la figura materna en los procesos de crianza y desarrollo humanos, pero no hemos sido expuestos con la misma intensidad a analizar reflexivamente el impacto de la presencia o ausencia del padre en la vida del hijo” sostuvo sobre este tema la Dra. Marián Álvarez Torres, psicóloga y egresada de la PUCPR.
Es posible que estos roles aún sean la base de bastantes hogares en nuestro país. Con el paso del tiempo se han añadido múltiples demandas económicas, sociales, laborales y tecnológicas que a su vez llevan a modificar los roles parentales tradicionales. Uno de estos roles estriba como consecuencia de la madre que enfrenta tiempos de alta necesidad económicae. La mujer se ve obligada a pasar más tiempo fuera del hogar explicó la psicóloga. “De esta forma se abre un espacio que requiere de apoyo para el cuidado y crianza de los hijos. Hace varias décadas, sucedía que este apoyo se recibía de alguna vecina, abuela o tía de los hijos. Sin embargo, en la actualidad, es más común observar cómo los padres se involucran activamente en el apoyo, cuidado y crianza de sus hijos” añadió la Dra. Álvarez. Otros escenarios en donde se puede apreciar una figura paterna protagónica son: divorcio o separación, viudez, batallas legales entre progenitores ya sea por las relaciones paterno-filiales, por la petición de la custodia compartida o total e incluso por la patria potestad. Ante estas situaciones es necesario reflexionar sobre los retos familiares y emocionales desde la perspectiva del padre y el hijo, partiendo del abordaje a la conducta humana. “Un niño manifiesta en su conducta casi toda aquella influencia recibida de su entorno, particularmente de las personas con quienes comúnmente se relaciona. En este caso, como ejemplo de la influencia paterna, se puede mencionar que por el hecho de que un hijo tenga a su padre en casa, pero bajo condiciones detrimentales de adicción, violencia, maltrato o abuso, esta presencia no aportará constructivamente en su crecimiento y desarrollo psico-social. Igualmente, la ausencia física del padre en el entorno primario del hijo, es decir, el que el padre no pernocte todos los días de forma permanente en el hogar, no debe catalogarse como carencia de amor, cariño y protección físico-emocional. Sobre todo, si ese padre procura mantener un contacto adecuado y estable con los niños; si muestra respeto, sensibilidad, comprensión y responsabilidad para con las necesidades básicas y afectivas de sus hijos” sostuvo la psicóloga.
No obstante, a pesar de que muchos padres en condiciones no tradicionales procuran tener un contacto e interacción saludables con sus hijos, algunos expresan que esto se les dificulta por distintas situaciones. “Creamos e internalizamos que el éxito y la satisfacción duales entre padres e hijos, se producirán en la medida en que el padre pueda demostrar un compromiso no tan sólo físico o material, sino también emocional. Es vital que sea un vínculo distintivo y que prevalezca sobre las otras prioridades que el padre pueda tener. Eventual y progresivamente, esa importancia hacia la relación paterno-filial, se espera, será reciprocada afectiva y asertivamente en la relación de los hijos con sus padres. De tal manera, se promoverán vínculos sólidos, estabilidad y seguridad emocional, sentido de pertenencia y unión. Sólo entonces, el amor sincero y responsable entre padres e hijos prometerá la oportunidad de construir futuras generaciones paternas, familiares, sociales y civiles equilibradas” aseveró la experta en conducta humana. Se puede apreciar mediante el contraste padre e hijo, presencia y ausencia, el valor significativo de una relación paterno filial saludable y equilibrada. “Se invita a que, por encima de circunstancias conflictivas, predomine la búsqueda imparable de la unión, colaboración, cuidados, respeto, comprensión y amor. Es un llamado a la familia y a la sociedad, el que procuremos vínculos inolvidables, positivos y funcionales para con nuestros vástagos. Específicamente, este escrito es una exhortación a los padres para recordarles cuan valioso son en la vida de sus hijos. Igualmente para que todos los hijos seamos agradecidos por los padres que la vida nos ha dado. Por esos padres biológicos y de crianza que han demostrado su interés de amar, cuidar, formar y proteger. Incluso, demos gracias por aquellos padres que con su ausencia por distintas circunstancias de la vida, han motivado a muchos a convertirse en ese buen padre que no pudieron tener” concluyó la Dra. Álvarez.