Rememoran la obra de los Padres Escolapios
Su aportación en La Católica sembró la semilla en los jóvenes Pioneros.
Por: Cristina Santos Martínez
Con motivo de la celebración del 65 aniversario de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, el pasado jueves, 31 de octubre de 2013, se bendijo una tarja conmemorativa en el edificio Calasanz del recinto de Ponce. La misma está dedicada a los sacerdotes de la Orden de los clérigos regulares pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, comúnmente conocidos como los Padres Escolapios. Estos, durante más de 40 años se entregaron a la formación espiritual y académica de la comunidad universitaria en La Católica.
Los Padres Escolapios llegaron a la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico en 1963 por invitación de SER Mons. James McManus y fueron instalados en lo que hoy es la sede de la Junta de Síndicos. Por ese motivo el edificio lleva el nombre del santo patrono de la orden clerical. El Obispo de Ponce y Gran Canciller de la PUCPR, SER Mons. Félix Lázaro es uno de los Padres Escolapios que comenzaron su gesta hace 40 años en La Católica. “Quiero recordar esta residencia, como una de muchas vivencias espirituales. Me parece muy importante que se recuerde y se conmemoren estos datos históricos. Hoy se guarda la memoria de los Padres escolapios con esta lápida. Me parece un momento de justicia porque han sido muchos años de trabajo y dedicación”, expresó el SER Mons. Félix Lázaro, al rememorar sus años en la residencia. Junto a él se encontraban algunos de sus compañeros que, igualmente, habían servido a la comunidad universitaria hasta que se retiraron en el 2003.
“Los padres Escolapios llegaron a Salinas. Posteriormente se trasladaron a Ponce para evangelizar y hacerse cargo de la residencia de varones, la que hoy ocupa la residencia de señoritas. Éramos profesores, pero también acogíamos a los jóvenes a confesarse en esta casa. Desde que yo llegué en el 1970 celebraba misa aquí y recuerdo que fue un tiempo de mucha vivencia espiritual”, explicó Monseñor Lázaro.
El presidente de la PUCPR, Dr. Jorge Iván Vélez Arocho y la comunidad universitaria reconocieron la labor de los Padres Escolapios, quienes por cuatro décadas se dedicaron a evangelizar y a guiar espiritualmente a los jóvenes. “Cuando uno piensa en la PUCPR, tiene que pensar en los Padres Escolapios. En el 1963, la Universidad tenía 15 años y esta comunidad ha estado unida a la Institución desde el principio. Hoy honramos a los Padres escolapios y, en especial a Monseñor Félix Lázaro, por toda su entrega y dedicación”, sostuvo el Presidente durante la actividad.
Se consagraron a seguir su misión que reza: Nosotros, escolapios, religiosos y laicos, ‘cooperadores de la verdad’, como San José de Calasanz, nos sentimos enviados por Cristo y la Iglesia a evangelizar educando desde la primera infancia a los niños y a los jóvenes, especialmente pobres.
Cuando los Padres se retiraron de las facilidades, SER Mons. Félix Lázaro Martínez designó el edificio como la sede de la Junta de Síndicos. De esta forma, lo que fue una casa de acogida y servicio para todo aquel que lo necesitara, continúa cumpliendo con ese propósito. Sin embargo, con razón de acondicionar el edificio para su nuevo destino, la residencia fue remodelada completamente. “No reconozco la casa,” fue la reacción del Padre José Luis Larretegui, S. P., luego de recorrer la sede al finalizar la actividad.
Sobre la Orden de los Escolapios.
José de Calasanz (1557-1648) nació en Peralta de la Sal, una pequeña ciudad aragonesa cerca de Cataluña. Durante diez años estudió filosofía, derecho y teología. En el 1592 viajó a Roma. La miseria moral en la que se encontraban los niños de los barrios de Roma lo impresionó y fue, entonces, que decidió dedicarse completamente a la educación de los niños, especialmente de los más pobres. En 1597, en la iglesia de Santa Dorotea del barrio Trastevere, abrió la primera escuela popular gratuita de Europa. En 1602, con la aprobación oral de Clemente VIII, Calasanz instituyó una Congregación de fieles comprometidos con la enseñanza.
Según se informó, la sociedad de Calasanz nació como Congregación paulina de los pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías. El 25 de marzo de 1617, el Fundador, San José de Calasanz, junto a sus 14 primeros compañeros, vistieron el hábito religioso en la capilla del Palacio Justiniani. El 18 de noviembre de 1621 el Papa Gregorio XV elevó la Congregación a Orden regular y el 31 de enero de 1622 fueron aprobadas las constituciones.
En la segunda mitad del siglo XIX, la Orden comenzó su presencia en América Latina. La llegada a Puerto Rico se produjo en 1960 y tres años más tarde comenzaron su legado en La Católica.
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