“Fue una celosa guardiana Pionera”
Familia de la PUCPR rinde honor a Mrs. Hatton.
Jalibeth Rodríguez Rivera
Por más de 40 años dedicó su vida a su Universidad. Vivió apasionada y fiel a la visión de la entonces Santa María. Hoy, su familia Pionera la recuerda como una mujer visionaria y sonriente. Ante su partida, la comunidad universitaria de la ahora Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico despidió a la profesora Nylda Gotay, viuda de Hatton, conocida como “Mrs. Hatton”.
La comunidad de La Católica le rindió un homenaje póstumo con una Guardia de Honor. El 20 de octubre de 2015 las demostraciones de amor y cariño se desbordaron en el Centro de Estudiantes del recinto de Ponce.
El Dr. Jorge Iván Vélez Arocho, presidente de la Institución expresó sus condolencias a los familiares y amigos recordando y reconociendo el amor de Mrs. Hatton por su Universidad. “Hoy la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico recibe las cenizas de una de sus hijas más queridas. La recibimos en la casa donde vivió y sirvió por tantos años. Mrs. Hatton amó la Universidad y a los universitarios. No es posible amar la Universidad sin amar a los que forman la Universidad: estudiantes, personal no docente y facultativos. ¿Y cómo nos volvemos a enfrentar a la mayor prueba de la fe… la muerte? ¿Qué decir ante esta realidad que nos toca a todos? Lo haremos como nos corresponde hacerlo, desde la fe. El Catecismo de la Iglesia Católica, en los números 1005-1014, nos recuerda el Magisterio de la Iglesia sobre la muerte. Este Magisterio nos ilumina, nos trae esperanza y nos compromete. Magisterio que Mrs. Hatton tenía muy claro” expresó Vélez Arocho.
Fue su nieta y compañera de la Oficina de Relaciones Públicas, Mariangelic Hatton quien, acompañada de su familia, presentó las cenizas de Mrs Hatton a la Universidad. Para Mari, su abuela fue su inspiración de vida. “Mi abuela Nylda me enseñó la importancia de la familia, a disfrutar cada momento de nuestras vidas y a mantener un espíritu joven. Recuerdo venir con ella a su oficina en el tercer piso de Fundadores y pasar las horas viendo los anuarios. Cuando comencé a trabajar en la Universidad me sentía como en casa. Ella había cultivado en mí el amor hacia la Universidad y no hubo un momento en nuestras conversaciones que no me preguntara por ella.
El hijo de la quien fue un pilar en la Universidad, Robert Hatton ofreció un caluroso abrazo a las personalidades oficiales de la Universidad en nombre de su madre. “No fui yo quien les di un abrazo, fue ella. En ese abrazo trascendía la amistad que transmitía afecto y solidaridad. Nuestra madre dedicó su vida a esta Institución. En ese andar cosechó todas las amistades que la ayudaron. Ella dio ejemplo de servir con amor cristiano. Le extiendo nuestro más profundo agradecimiento por este homenaje. Como familia no hemos sentido pérdida, tuvimos una ganancia extraordinaria, aún en sus últimos días ella recordaba con alegría a todos ustedes”, dijo.
La profesora Haydeé Piris conoció a Mrs. Hatton desde sus comienzos en La Católica. “Nylda nunca se separó de la Universidad. Fue una madre, esposa y profesional excepcional. Hoy nos regocijamos porque ha subido un ángel al cielo”, afirmó.
Nylda Hatton se destacó en el ámbito académico y administrativo de la PUCPR. Formó parte de la familia Pionera en 1952, cuando comenzó como miembro de la facultad del Departamento de Química. En 1971 se le confirió el rango de Profesora Benemérita. Asumió la Vicepresidencia Asociada de Asuntos Académicos en 1975. En 1982 fue nombrada como Vicepresidenta de Asuntos Académicos. Obtuvo el rango de Profesora Emérita otorgado por la Junta de Síndicos en 1986. Fue parte de la Junta de Síndicos y recibió, en 1999, la Medalla de la Cruz Alonso Manso, el más alto galardón que confiere la Universidad. Creó, además, el comité Las Madrinas.
Al encuentro asistió la pasada presidenta, Marcelina Vélez de Santiag. Según dijo “Fue una visionaria. Ella era la que hacía enfasís en que se cantara el Himno de la PUCPR en todas las actividades y que todos los estudiantes conocieran el autor del Himno. Todo el amor que ella dió hoy se vió reflejado aquí”.
Durante la Guardia de Honor, el Coro de la PUCPR entonó dos piezas musicales. Posteriormente, se celebró la Santa Misa Exequial en la Iglesia Santa María Reina de Ponce.
“Nylda Hatton vive para el Señor. Vive en el recuerdo de la que la conocimos. La tenemos presente como buena esposa, madre y abuela, profesora, adeministradora, celosa guardiana de la Universidad a la que amó hasta el fin de su vida, entusiasta, luchadora, incansable, fiel creyente, abnegada y firme en sus convicciones. Pero, sobre todo, vive en Jesús”, dijo SER Mons. Félix Lázaro Martínez durante su Homilía.
Para más fotos visita la Fotogalería.