“Clase fuerte y llena de esperanza”
Pioneros superan sus retos y se imponen con éxito
Celimer M. Torres
Cada uno de los 1,688 estudiantes que recién se graduaron de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico tiene su historia y logros conseguidos. La clase de 2016 ha sido descrita por el Dr. Jorge Iván Vélez Arocho, presidente de la Universidad, como una clase fuerte, llena de esperanza y lista para trabajar por el País.
Entre los graduandos se destacan varias historias que se hacen notar por haber superado escollos y barreras sociales. En este grupo hay tres estudiantes sordos, dos estudiantes no videntes y un estudiante con autismo.
El caso de Alberto Rodríguez Caraballo, que se graduó de Trabajo Social, es un ejemplo de la superación que caracteriza a estos graduandos. Alberto tiene autismo. “No se me hizo fácil. En un principio tuve que batallar debido a mi condición, pero gracias a Dios, la aceptación de los profesores y de mis compañeros me ayudó a lograr mi meta. La Universidad ha sido un instrumento para mi crecimiento y para desarrollar seguridad en mí mismo y en mis capacidades. Ha contribuido a que sea más independiente. Yo siempre creí en mí y sabía que podía dar más. Siempre supe que tenía la capacidad de aprender muchas otras cosas” sostuvo Alberto. Mientras cursaba estudios en escuela superior se dio cuenta que quería ser trabajador social. “Cuando mis compañeros pasaban situaciones difíciles los motivaba y aconsejaba. Así me di cuenta que yo tenía la capacidad para ayudar a otras personas” explicó. Alberto fue diagnosticado con autismo a los 4 años. Con el apoyo de sus padres pudo superarse académicamente y personalmente hasta lograr graduarse con un promedio de 3.39 puntos.
Otra historia sobresaliente es la María Maldonado. El haber crecido en un residencial público, en un hogar donde había violencia doméstica y tener que enfrentar todo tipo de retos diariamente no fueron impedimentos para que lograse culminar sus estudios de bachillerato y posteriormente graduarse de una Maestría en Trabajo Social Clínico. “Lo que no mata te hace más fuerte y Dios sabe todas las cosas. A pesar de todas las situaciones en mi hogar, mis padres nos enseñaron valores. Haber tenido estas experiencias de carecer de ciertas cosas materiales y afectivas me hizo más sensible al dolor ajeno. Como lo viviste quieres ser un instrumento para ayudar a otros a que desarrollen resiliencia y que puedan creer que con Dios sí se puede y que en medio de la situación vean que hay esperanza” expresó María. Su filosofía y su motivación son el conocimiento y el aprendizaje. “Siempre he pensado que el aprendizaje, con Dios, es poder para transformar. Esto fue motivo para escoger una profesión que estuviera relacionada con el servicio directo. En La Católica sentí la diferencia. Dios está presente en el ambiente y en sus profesores” indicó la trabajadora social del Departamento de la Familia. María fue la primera de sus 17 hermanos en lograr estudios universitarios posgraduados y se graduó con un promedio 4.0 puntos.
En estos actos de graduación 2016 también resaltó el logro de Michelle Vélez, Christian Montull, Francheska Pacheco, Iván Milán, Christopher Rivera, Gariell Rosario y Kenny Sierra todos egresados de la Escuela de Derecho y quienes ocuparon 7 de las 10 primeras puntuaciones de la reválida de marzo. Por su parte Jaileen Barrios, egresada del Colegio de Educación también resaltó por haber obtenido una de las mejores puntuaciones en la Prueba de Certificación de Maestros (PCMAS).
“Ellos enfrentaron sus retos y los sobrepasaron. La Universidad ahora los envía de vuelta al mundo a llevar misericordia, esperanza y a vivir como hijos de Dios que viven la alegría de saberse hijos de Dios, comprometidos con los más altos ideales que Jesús nos inspira y enviados a hacer realidad la civilización del amor. Y recuerden las virtudes que estamos llamados a vivir: la justicia, la prudencia, la fortaleza y la templanza” expresó el Doctor Vélez-Arocho.