Enciende la esperanza hoy en el corazón de un joven
Claves pastorales para acompañar y encender la esperanza en medio de los desafíos que enfrenta la juventud puertorriqueña
Por: padre Luis Enrique Ortiz Álvarez, cmf
capellán del recinto de Ponce de la PUCPR
En septiembre de 2024 se trabajó un estudio bibliográfico, La juventud en Puerto Rico (investigación global de la Fundación SM y su Observatorio de la Juventud en Iberoamérica en alianza con el Observatorio de Sociedad, Gobernanza y Políticas Públicas de la PUCPR). Este concluye tres asuntos: disminución poblacional de 29.6%, incremento en problemas de salud mental, apatía política, educacional y religiosa: un desafío para la Iglesia. La pregunta fundamental es: ¿Cómo encender esperanza hoy en el corazón de un joven? Propongo tres claves a la luz del magisterio del papa Francisco.
El papa sugiere un criterio pastoral en Evangelii Gaudium. La primera clave: la vida es un proceso que requiere atemperar las estrategias a los tiempos, a la realidad que se vive. El joven hoy encuentra muchas opciones para “pasar el rato”, por lo que es necesario orientar propuestas que generen procesos. El encuentro sella de sentido la vida, da rostro a la esperanza. Sin procesos no se enciende de esperanza. Un momento vivido despierta la conciencia, hacer camino transforma la vida.
En Christus vivit Francisco retrata la juventud como etapa vital desafiante que conlleva varios procesos: físicos, biológicos, psicológicos, emocionales, existenciales y espirituales. La fe ilumina estos procesos. Por tanto, es necesario iluminar, desde la fe, todos los procesos que vive un joven. Iluminar no es dar respuesta, anulando áreas del crecimiento y del desarrollo humano, sino orientar con sentido trascendental los procesos que se viven. La esperanza se hace motor de vida, fuerza gratuita de Dios que sostiene el hoy y la existencia, con conciencia abierta de que mañana vendrá y completará lo que hoy se vive de forma inconclusa.
En tercer lugar, el papa recuerda que la decisión es parte esencial de la juventud y en este sentido propone el discernimiento como una brújula para el camino. La juventud concluye -al menos sociológicamente- cuando se toman decisiones definitivas: profesión, opción de vida (matrimonio y familia), decisiones que conlleven cierta independencia de vida. Toda respuesta pastoral debe acompañar al joven hasta la toma de decisiones. La decisión por la opción de vida no es un accidente en el camino, es el resultado de una búsqueda acompañada y orientada. Uno de los grandes desafíos de hoy es la falta de orientación y de acompañamiento en esa búsqueda. Por tanto, el proyecto de felicidad o la opción de vida es esa verdad de Dios en la vida del joven que lo orienta hacia un horizonte de sentido. La esperanza ilumina su vida y le recuerda hacia dónde se camina.
Finalmente, todo joven va en busca de felicidad, de esperanza y de amor. Esa búsqueda no se alcanza sin comprender que solo puede venir de un Alguien que acompaña, orienta e ilumina la vida. Y ese Alguien se ha encarnado para caminar con cada persona. Ese Alguien acompaña cada proceso. Ese Alguien anima cada vida. Así, estas claves tienen sentido cuando se comprende que la felicidad no es algo, sino Alguien; la esperanza no es algo, sino Alguien; el amor no es algo, sino Alguien. Jesucristo es ese Alguien que siendo humanamente divino y divinamente humano nos regala la esperanza. Para encender de esperanza en el corazón de un joven hoy, hay que anunciar a Jesucristo que camina, acompaña y anima la vida. Él es la esperanza, y la esperanza no defrauda.