El valor de precisar

El valor de precisar

Dr. Jorge Iván Vélez-Arocho, presidente

Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico

 

Es increíble que la matemática, habiendo sido creada por la mente humana, logre describir la naturaleza con tanta precisión  (Albert Einstein).

 

Recientemente leía en un periódico “el resultado de la elección demostró que tiene un gran apoyo”. ¿Comparado con quién? ¿Por qué no se precisa a cuánto asciende el apoyo? ¿Cuántos compitieron? En otra reseña se planteaba “el índice económico está en alza”. Tendríamos que preguntar ¿Cuánto es el alza? ¿Desde cuándo? ¿Comparado con qué? Es como cuando se dice “Llegó en la segunda posición.” … sin decir que solo dos compitieron por la posición. Estas imprecisiones se amplifican con la tendencia de algunas personas de ser hiperbólicas en sus expresiones. También, se observan estas imprecisiones en programas de análisis por radio y televisión.

En estos tiempos de pandemia precisar es muy importante. No hacerlo crea incertidumbre, preocupación y desasosiego. Diariamente buscamos las cifras más recientes de fallecidos, hospitalizados, confirmados y probables. ¿Cómo interpretar estos datos puntuales?  El periódico New York Times publica diariamente cifras sobre el COVID en los Esados Unidos y en otros lugares del mundo. Su enfoque es muy preciso. De su reseña destaco tres elementos: presenta los números en gráficas que permiten ver su tendencia a lo largo del tiempo; incluye en el análisis de tendencia el promedio móvil de siete días, el cual es una medida más precisa para entender cómo se comportan los datos; incluye referencias de expertos que presentan sus conclusiones sobre lo que los datos nos demuestran. Salir de pandemia requiere medir efectivamente y precisamente. Recordemos “lo que no se mide no se mejora”.

Navegar este periodo complicado, volátil y de incertidumbre requiere tener datos precisos, a tiempo, confiables y que permitan observar las tendencias. Por supuesto, es fundamental que quienes provean los datos tengan peritaje y capacidad para comunicar efectivamente lo que los datos ilustren. No son tiempos para imprecisiones ni improvisaciones. Cuando esto ocurre se fortalecen la incertidumbre, las preocupaciones y el desasosiego. Hay una responsabilidad ética y moral de precisar las afirmaciones y de no entrar en la diseminación de información imprecisa que contribuya a crear escenarios falsos.

 

 

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