¿Trabajas mientras estudias?

Evita el estrés y la tensión para cumplir con todas las responsabilidades.

Por:  Jalibeth Rodríguez Rivera

A las 7:30 de la mañana iniciaba su primera clase. A esa hora Carmen Suheil  Montalvo Ruiz ya había llevado a su hija de 12 años a la escuela, preparado el desayuno y estaba lista para el cargado día que la aguardaba como estudiante de Sistemas de Información en el recinto de Ponce de la PUCPR.

La joven, quien también estudia una concentración adicional en Gerencia y un “minor” en francés, cursó cinco clases el pasado semestre académico. La agenda apenas comenzaba, tomando en cuenta que antes de las 3:00 PM tenía que recoger a la pequeña a la escuela y, más tarde, atender a dos clientas como parte de su labor de estilismo, uno de  dos trabajos “part time” que tiene.

Este cuadro de Carmen Suheil es el retrato de muchos estudiantes universitarios que, en vista de la situación económica actual, se ven en la obligación de trabajar mientras estudian. “Es totalmente difícil. La nena es estudiante de educación especial y, además de sus clases, tengo que llevarla a terapias y a citas constantemente. Muchas veces no puedo asistir a mis clases y dejo a un lado mis estudios para atenderla”, aseveró la joven.  Afirmó que opta por tomar sus clases por la mañana para ajustarse al horario de su hija. “Lo primero que hago cuando llego a casa es verificar sus asignaciones y exámenes. Luego hago mis trabajos de la Universidad”. Incluso, la madre soltera explicó que, además de esta situación, tiene que cumplir con las tareas de dos trabajos a tiempo parcial para lograr balancear sus finanzas.

“Tengo dos trabajos. Atiendo a clientas de estilismo en casa y visito a otros clientes en sus hogares para mostrarles y venderles productos de cocina. Cuadro citas desde las 5 de la tarde hasta, incluso, las 11 de la noche. Tengo que organizarme para cumplir con las responsabilidades de la nena, la Universidad y mis dos trabajos”, indicó.

Cada vez son más los jóvenes universitarios que optan por laborar mientras estudian e intentar cumplir con todas las responsabilidades. Evitar el estrés y las tensiones es uno de los retos a los que se enfrentan. La Dra. Norma García Trabal, psicóloga de la Clínica Interdisciplinaria de Servicios a la Comunidad de la PUCPR, relató que “las responsabilidades económicas, muchas veces, son un factor de extremada tensión. Muchos de ellos, especialmente los que estudian lejos de sus residencias, tienen unos gastos adicionales, por lo que generalmente buscan trabajos en la misma universidad”. De hecho, la profesora añadió que cuando el estudiante consigue trabajo en la universidad, como por ejemplo los programas de estudio y trabajo, la organización del tiempo es más fácil, puesto que la Institución se adapta al horario académico del joven. “No obstante, cuando el trabajo es fuera de la universidad es cuando puede haber problemas ya que muchas compañías no toman en consideración el horario académico. Esto puede causar tensión en el estudiante, quien reconoce que tiene que asistir a la universidad y al trabajo”, dijo.

Pero, ¿Cuál es el secreto del éxito ante un mar de desafíos? La Dra. García Trabal insistió en que la clave está en organizarse. “Aquí es que funciona lo que nos enseñaban desde pequeños de hacer hábitos de estudio y, en ese momento, no nos gustaba. El estudiante tiene que aprender a organizarse y a definir prioridades. Por lo general, la prioridad es la universidad y los estudios, pero si el trabajo me está afectando, debo tomar cartas en el asunto”. Hablar con los supervisores en el trabajo y evaluar si, realmente, el joven necesita el trabajo es vital. Apuntó que “si necesito el trabajo para continuar mis estudios y tengo problemas con los horarios, debo ser sincero con los profesores. Muchas veces el estudiante tiene muchas ausencias acumuladas en el semestre y no se comunica con el profesor hasta el final de semestre cuando es muy poco lo que se puede hacer. El efecto en las notas no es el deseado”.

Este proceso de organizarse y esta presión de cumplir con todos los procesos traen consigo mucha tensión y ansiedad en los estudiantes. Para algunos, esto no pasa de ser una tensión situacional, pero para otros la presión podría afectarlos emocionalmente. “Aquellos que no manejen bien estos desafíos podrían llevarlos, incluso,a  sufrir otras condiciones como la depresión o el síndrome de quemazón. Cuando el estudiante u otra persona cercana al estudiante identifican algún síntoma, debe notificarlo a la persona y buscar ayuda para que no llegue a consecuencias mayores. Cuando hablo de consecuencias mayores me refiero a condiciones físicas serias como darse de baja de la universidad o incurrir en conductas de alto riesgo”, resaltó la experta a Huellas del Futuro.

El caso de Carmen Suheil es común para muchas de las jóvenes estudiantes con hijos o embarazadas. De acuerdo con la también supervisora de estudiantes practicantes y de internado del Programa de Psicología Clínica en la Clínica Interdisciplinaria, esta situación trae otra serie de presiones y tensiones, por lo general en las estudiantes féminas.  Generalmente ellas son quienes hacen mayores cambios en sus programas. “Cuando la estudiante está embarazada la preocupación mayor son las citas médicas y las ausencias a las clases y si da a luz durante el semestre, tiene que tomar en cuenta el tiempo que perderá afuera. Para esto lo mejor es una comunicación directa con el profesor y estar abierta a diferentes arreglos académicos”, sugirió.

Pero, el panorama se torna más cuesta arriba cuando los estudiantes tienen programadas sus clases y tienen que pensar con quién dejan sus hijos. La profesional en el comportamiento humano indicó “el problema mayor es el cuido de los hijos si  no están en la escuela porque los estudiantes comienzan a faltar a clase o se los llevan al salón de clases para no faltar. En este caso se puede experimentar malestar emocional, ya que quiero cumplir con todo pero no lo logro”.

Todas estas responsabilidades, que envuelven los estudios, los hijos, los padres y el trabajo, dejan muy poco espacio para el tiempo personal y esto puede traer consecuencias emocionales. “La recomendación mejor es hacer una lista de prioridades reales y evaluarla cada cierto tiempo para ver si la podemos cumplir o debemos modificarla. El estudiante debe tener una comunicación clara con su profesor quien, en muchas ocasiones, lo puede entender y no penalizar por las situaciones que sucedan. Debe orientarse sobre los beneficios que le pueden brindar la universidad u otras organizaciones, principalmente federales,  para poder completar sus estudios”, mencionó como sugerencias la profesora, quien posee un doctorado en Psicología Clínica de la Escuela de Medicina de Ponce.

Sin embargo, si la tensión o presión emocional que siente el joven es muy fuerte, tanto así que le afecte su desempeño académico, recomendó buscar ayuda profesional de orientadores, consejeros o psicólogos. La Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico ofrece servicios a la comunidad universitaria. La Clínica Interdisciplinaria de Servicios a la Comunidad promueve el bienestar a través de terapia individual, en pareja y familia; evaluaciones psicológicas y psicométricas, psicoeducativas y grupos psicoterapéuticos, entre otros. Se atienden niños, adolescentes y adultos. Información y citas: 787-651-2000, ext. 2415.

Conoce más servicios que ofrece la PUCPR.  Visita: Servicios estudiantiles.

 

 

 

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