“Alegría, ilusión y esperanza en el Año Nuevo”

Mensaje del Presidente en el 2016

¡Feliz Año Nuevo! Hoy 1 de enero de 2016, al iniciar un nuevo año, la Iglesia celebra la solemnidad Santa María, Madre de Dios, Reina de la Paz. Recordemos que nuestra Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico se establece bajo el amparo de la Madre de Dios, la Virgen María. Nuestra Universidad antes tuvo el nombre de Universidad de Santa María. De hecho el escudo de la PUCPR mantiene el lema “María Madre de Dios” y la nueva capilla que pronto se comenzará a construir tendrá el nombre María Madre de Dios.

La Liturgia de las Horas, oración universal de la Iglesia, nos propone para el 1 de enero en las laudes, la oración de inicio del día,  los siguientes himnos que nos recuerden quién es María “Al Hijo de Dios cantemos, ¡Ay, gracia desenfrenada! Ni los cielos sospecharon que el mismo Dios se encarnara. ¡Oh gracia para adorar, que nunca cupo más alta! Tú, para hacernos divinos, humano a nosotros bajas.” y “Lucero del alba luz de mi alma, Santa María. Virgen y Madre, hija del Padre, Santa María. Flor del Espíritu, Madre del Hijo, Santa María. Amor maternal del Cristo total, Santa María. Amén.”

Al finalizar el año 2015 dimos gracias a Dios por tantas bendiciones recibidas y ahora iniciamos el nuevo año con alegría, ilusión y esperanza… Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres. El Salmo 149 nos invita a la alegría al despertar a este nuevo día preludio del año que comienza “Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. Alabad su nombre con danzas, cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes.”

El Papa Francisco nos invita a vivir el año 2016 dentro del espíritu de la misericordia “En esta misma perspectiva, con el Jubileo de la Misericordia, deseo invitar a la Iglesia a rezar y a trabajar para que todo cristiano pueda desarrollar un corazón humilde y compasivo, capaz de anunciar y testimoniar la misericordia, de ”perdonar y de dar”, de abrirse ”a cuantos viven en las más contradictorias periferias existenciales, que con frecuencia el mundo moderno dramáticamente crea”, sin caer ”en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye”.

Querida comunidad universitaria de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico los invito a hacer realidad, como nunca antes, esta convocatoria del Santo Padre: recemos, anunciemos y testimoniemos nuestra fe, abramos nuestro corazón al prójimo y desarrollemos un corazón humilde y misericordioso. ¡Ánimo!

 

 

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