Gobernar ante la inseguridad y la violencia

Los panelistas analizan el impacto de las drogas en la violencia



En Puerto Rico, en los últimos 20 años, han asesinado cerca de 15,000 personas y un 80% de las víctimas está vinculado al trasiego de drogas. Ante este escenario, el Lcdo. Miguel Pereira Castillo, exsuperintendente de la Policía y el padre José González, párroco de la iglesia Nuestra Señora del Pilar en Río Piedras presentaron la problemática de la violencia en la Isla a raíz del tráfico de drogas y desde sus vivencias. Los expertos formaron parte del conversatorio Gobernar ante la inseguridad y la violencia que es el tercer encuentro de la jornada Justicia y sabiduría para la gobernanza, antídoto para la corrupción presentada por el proyecto Responsabilidad social, transparencia e integridad (ReSTI).

“Este tercer encuentro tuvo que ver con algo que es efecto y a la vez generador de corrupción: las violencias. A veces pensamos que la violencia es una sola y que se puede perfilar o caracterizar de una sola manera. La realidad es que la violencia tiene muchos rostros. A veces tantos rostros como víctimas. Hay violencia institucional, violencia que ejercitamos a través del lenguaje, violencia provocada por omisión, violencia provocada cuando alimentamos los elementos de la inequidad. Hay muchas manifestaciones de la violencia. En este conversatorio nos adentramos en este problema que es muy complejo” sostuvo el Lcdo. Víctor García San Inocencio, moderador del conversatorio.

Por su parte, el Lcdo. Pereira Castillo expresó “Es necesario entender el juego que permitimos en nuestra sociedad cuando seguimos insistiendo en penalizar cosas sin entender las consecuencias. Penalizamos el consumo de drogas y se pone muy poco esfuerzo en el entendimiento del aspecto conductual o qué realidad de las personalidades del ciudadano lo llevan al consumo de drogas”.

“El trasiego de drogas genera, como función de su naturaleza, la violencia, pero es la prohibición lo que genera un valor comercial a todas las drogas. Al así hacerlo seguimos contribuyendo al establecimiento de una conducta de violencia para la protección del mercado de las drogas. Esta insistencia en seguir esta ruta de pelear el trasiego de drogas con la penalidad de esta conducta impide que nos favorezca lo que ya otras naciones conocen. Por ejemplo, Portugal es, en términos demográficos, el hermano de Puerto Rico ambos con un estimado de 3 millones de habitantes. La gran diferencia penal es que Portugal entiende que el usuario de drogas o sustancias controladas es un enfermo y lo tratan como un enfermo. La estructura de salud los asiste. Portugal reporta alrededor de 2 a 5 asesinatos al año motivados por el trasiego de drogas. ¿Qué es lo que tenemos que aprender? Pues tenemos que aprender de lo que otros países nos enseñan si es que los estudiamos con cuidado” añadió Pereira.

Mientras, padre José González, quien además es médico, definió este problema como uno de salud pública y enfatizó que hay disparidad entre las decisiones que se toman  para atender este tema y lo que realmente sucede en las calles. “Mi experiencia es una directa con las personas afectadas en la calle y no tanto desde la visión general del pueblo hacia esas personas. En mi caso para poderlos conocer y entenderlos tuve que adentrarme en la vida de ellos. Hay muchos puntos que se están obviando y por eso seguimos haciendo lo mismo y metiendo la pata en el mismo sitio y fallando igualmente que antes. La adicción es un problema de salud pública. No podemos seguir trabajando la violencia en Puerto Rico como un tema político sino como un asunto de salud pública” sostuvo.

El religioso además indicó “La mayor parte de los usuarios entran a las drogas por un asunto de medicalización”. “Puerto Rico tiene un sistema de salud pública, en el aspecto de la salud mental, pobrísimo. La salud mental está siendo tratada muy mal. Si vemos esto de una forma salubrista debemos ver que el uso de drogas es casi siempre buscando una automedicación. Vemos una cantidad de personas con esquizofrenia, por ejemplo, que no están siendo medicados. Al no estar siendo medicados y enfrentar problemas de tantas diferentes variantes se medican con lo que encuentran. En vez de tratar a esta persona como un aspecto médico se está penalizando, se está usando un método altamente punitivo porque ni siquiera se usa la justicia remediativa. Entrando en este método punitivo no estamos resolviendo nada, podemos llenar las cárceles, pero con eso no vamos a cambiar una conducta que parte de un problema generalmente de salud pública.    El problema no es la droga, el problema está en que la droga es una solución para el adicto, que no sea la mejor solución ni social, ni médica ni socialmente, pero es la solución para un problema que ellos tienen.    En vez de criminalizar a los afectados tenemos que pensar en una forma de comenzar a tratarlos” expresó.

El próximo evento de la Jornada se llevará a cabo el 21 de junio y tratará el tema La corrupción de la verdad y la justicia, cómo abonan a la corrupción del tejido social y gubernativo.

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