“Dios formó al hombre con polvo de la tierra”

La Católica inicia la Cuaresma con la Misa de Miércoles de Ceniza


El recinto de Ponce de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico dio inicio a la celebración de la Cuaresma o tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararse para la gran fiesta de la Pascua de Resurrección. En una solemne Misa presidida por padre obispo Rubén González, obispo de la diócesis de Ponce y gran canciller de la PUCPR cientos de estudiantes, facultativos y administradores de la Institución recibieron la imposición de la ceniza. Con esta imposición comienza la preparación para la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

“La Cuaresma  es momento propicio para recordar que el arrepentimiento y la reconciliación también son con los hermanos más necesitados. La Cuaresma es tiempo de limosna, pero limosna profunda. La limosna es un llamado a realizar un diálogo con nuestro prójimo compartiendo lo que tenemos. En ellos también está Cristo. En la limosna profunda reconocemos nuestro arrepentimiento de acumular y también tiene un efecto liberador en nuestra alma. En su mensaje de Cuaresma el Santo Padre lo expresó de la siguiente manera ‘Hoy sigue siendo importante recordar a los hombres y mujeres de buena voluntad que deben compartir sus bienes con los más necesitados mediante la limosna, como forma de participación personal en la construcción de un mundo más justo. Compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya que se cierra en su propio egoísmo.’ Ánimo… caminemos juntos rumbo a la Pascua”manifestó el doctor Vélez Arocho, presidente de la PUCPR en su mensaje de Cuaresma.

 

La Misa de Miércoles de Ceniza se celebró el 26 de febrero a las 10:30 a.m. en el Centro de Estudiantes Manuel González Pató del recinto de Ponce.

 

Mensaje de Cuaresma del Presidente

Hoy Miércoles de Ceniza comenzamos el periodo de cuarenta días de la Cuaresma que durará hasta el Jueves Santo exclusive, cuando comienza el Triduo Pascual. La Iglesia nos invita a reflexionar sobre los maravillosos signos que se presentan en la Cuaresma: ayuno, limosna, cenizas … hasta los más profundos…oración, penitencia, reconciliación. Comenzamos con el Miércoles de Ceniza y aquí resuenan las palabras en la Sagrada Escritura como nos dice el Génesis (2,7) ‘Dios formó al hombre con polvo de la tierra’; y en Génesis 3,19 ‘hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho’ y en el Salmo 104’todos expiran y al polvo retornan’ (Sal 104,29).

Nos acercamos a la Cuaresma desde el reconocimiento de nuestra fragilidad y desde el reconocimiento de nuestra condición de pecadores. En varios lugares en la Sagrada Escritura se hace referencia a la ceniza como signo de arrepentimiento y de conversión como en el libro de Ester (4,1) ‘Cuando Mardoqueo supo todo lo que se había hecho, rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y ceniza, y salió por la ciudad, lamentándose con grande y amargo clamor’. Al imponernos la ceniza escuchamos palabras que nos recuerdan la fragilidad y el llamado a la conversión; palaras que deben resonar durante toda la Cuaresma ‘Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás’, o ‘Conviértete y cree en el Evangelio’.

Y esta llamada que Dios nos hace, de nuevo, nos recuerda que Dios siempre nos ama y sale a nuestro encuentro. El papa Francisco en su mensaje de Cuaresma de este año 2020 nos lo recuerda de esta manera ‘El hecho de que el Señor nos ofrezca una vez más un tiempo favorable para nuestra conversión nunca debemos darlo por supuesto. Esta nueva oportunidad debería suscitar en nosotros un sentido de reconocimiento y sacudir nuestra modorra. A pesar de la presencia —a veces dramática— del mal en nuestra vida, al igual que en la vida de la Iglesia y del mundo, este espacio que se nos ofrece para un cambio de rumbo manifiesta la voluntad tenaz de Dios de no interrumpir el diálogo de salvación con nosotros’. Fíjense en la expresión ‘voluntad tenaz de Dios de no interrumpir el dialogo’, la Cuaresma es el momento privilegiado para dialogar con Dios desde un corazón arrepentido.

Pero la Cuaresma también es momento propicio para recordar que el arrepentimiento y la reconciliación también son con los hermanos más necesitados. La Cuaresma es tiempo de limosna, pero limosna profunda. La limosna es un llamado a realizar un diálogo con nuestro prójimo compartiendo lo que tenemos. En ellos también está Cristo. En la limosna profunda reconocemos nuestro arrepentimiento de acumular y también tiene un efecto liberador en nuestra alma. En su mensaje de Cuaresma el Santo Padre lo expresó de la siguiente manera ‘Hoy sigue siendo importante recordar a los hombres y mujeres de buena voluntad que deben compartir sus bienes con los más necesitados mediante la limosna, como forma de participación personal en la construcción de un mundo más justo. Compartir con caridad hace al hombre más humano, mientras que acumular conlleva el riesgo de que se embrutezca, ya que se cierra en su propio egoísmo.’

Ánimo… caminemos juntos rumbo a la Pascua.

 

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