Desde la Pontificia

Vivir con riesgo

El hombre cauto jamás deplora el mal presente; emplea el presente en prevenir las aflicciones futuras (William Shakeaspeare).

Desde los huracanes Irma y María y el terremoto del pasado enero, hasta la pandemia que hoy vive el mundo, nos enfrentamos a la realidad de reconocer que nuestra naturaleza presenta unos riesgos formidables. La historia nos recuerda que siempre ha sido así,  pero nos resistíamos a aceptarlo. Bastaría con leer sobre lo que ocurrió en Puerto Rico con los huracanes San Felipe y San Ciriaco, o con el terremoto de 1918 o con la epidemia del cólera a mitad del siglo 19.

Conocer la historia, los desafíos y riesgos que la naturaleza presenta probablemente nos hubiera llevado a insistir en la necesidad de tener unos códigos de construcción diferentes para enfrentarnos a huracanes y a terremotos, de tener mayores asignaciones de recursos para mantener un sistema de salud robusto y el mejor sistema de educación posible.  Sin embargo, la falta de reconocimiento de estos riesgos nos ha colocado en una situación de gran fragilidad. Y esta actitud nos ha traído hasta donde estamos. No fuimos prudentes.

Recordemos algunas citas de las Sagradas Escrituras sobre la prudencia. En Proverbios 14:15 se plantea “El simple todo lo cree, pero el prudente mira bien sus pasos” y en Proverbios 13:16 se destaca “Todo hombre prudente obra con conocimiento, pero el necio ostenta necedad”. En Eclesiastés 10:3 claramente nos muestra cuál es el comportamiento de los necios “Aun cuando el necio ande por el camino, le falta entendimiento y demuestra a todos que es un necio”. La falta de entendimiento de su realidad lleva al necio a juzgar la realidad que vive desde parámetros superficiales, mágicos y muchas veces infantiles. Este falso juicio puede llevarlo a actuar de forma temeraria. Así lo leemos en Proverbios 27:12 “El prudente ve el peligro y lo evita; el inexperto sigue adelante y sufre las consecuencias”.  Un asunto es vivir con riesgos y otro asunto es ser imprudente.

 

Dr. Jorge Iván Vélez Arocho
presidente
Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico

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