La otra cara de la moneda

Cómo sobrellevar la pérdida por suicidio

Por: Celimer Torres

Cuando se habla  de suicidio y de aquellos familiares y amigos que se identifican como sobrevivientes, una de los primeros sentimientos que viene a la mente es la culpa. Se ha enseñado que el suicidio, a pesar de ser un gran problema de salud pública, se puede prevenir. Pero, lamentablemente, la pérdida de vidas,   a causa del suicidio,  continúa. “La culpa aflora porque se cree que yo me debí haber dado cuenta de que algo estaba pasando. O quizá pensamos que, si tal vez lo hubiese escuchado, aún estaría aquí. Cuando estamos afrontando este tipo de pérdida es importante entender que la culpa es nuestro peor enemigo en este proceso de duelo” sostuvo Ada Kercadó, directora de la Clínica Interdisciplinaria de Asuntos de la Comunidad y coordinadora del Programa para la Prevención del Suicidio.

La también psicóloga explicó que este proceso de duelo tiene varias etapas.  Estas son la negación o el aislamiento, el coraje, la negociación, la depresión y la aceptación. La primera reacción, la negación, es aquella en la que no se puede aceptar que el ser querido se haya suicidado y ya no esté.  En esa etapa se buscará una explicación que, en muchas ocasiones, estará enmarcada en un sentido de culpa  por lo que sucedió.

El coraje es el mecanismo que  se emplea para enfrentar la realidad. “El dolor por la pérdida es tan intenso que el coraje se convierte en nuestra válvula de escape” indicó Kercadó. En la negociación se intenta  manejar los sentimientos de desesperanza y de vulnerabilidad experimentados ante la pérdida. “Nuevamente, la culpa puede traicionarnos porque los pensamientos estarán dirigidos a racionalizar el que yo me debí haber dado cuenta de lo que estaba pasando o qué yo pude haber hecho para evitarlo. En este punto la tristeza y los síntomas de depresión pueden comenzar a aflorar” puntualizó la experta en el tema de suicidio.

“Es importante entender que el proceso de duelo es individual. No importa cuántas personas estén afectadas por la pérdida, ese proceso es mío. Y cada persona tiene que vivirlo y manejar las emociones, los pensamientos y las conductas que surjan en cada una de las etapas de duelo. En la medida en que podamos enfrentar cada etapa y resolver los conflictos que se presentan en cada una de ellas, estaremos caminando hacia la recuperación personal” enfatizó Kercadó.  Finalmente, si el  proceso de duelo se resuelve, llega la aceptación de que no somos culpables por esa muerte.

Además del proceso de duelo y la pérdida, están el impacto o las consecuencias emocionales que esta pérdida deja en los sobrevivientes. Según la psicóloga,  el impacto emocional ante la pérdida de un ser querido por suicidio es considerable.  Para manejar esto es importante identificar quién pueda escuchar, sin juzgar o criticar,  cómo se siente el afectado y  que pueda ayudar  en el proceso de duelo. “Es muy probable que la manera en la que reaccionemos y nos sintamos ante esta pérdida sea la manera natural de reaccionar ante una situación como esta. Pero, si no compartimos cómo nos sentimos, no podremos compartir tampoco el dolor. En la medida en que reconozcamos lo que significa esta pérdida y el impacto que tiene en nuestras vidas, estaremos dando un paso adelante para reconciliarnos con nosotros mismos” recomendó Kercadó.

Una preocupación adicional es creer que los familiares o amigos de la víctima,  ante la pérdida, puedan cometer suicidio también.  ¿Es esto una posibilidad real?  “La respuesta va a depender de cuan vulnerable esté ese sobreviviente. El apoyo emocional que reciba y la manera en la que enfrente su proceso de duelo pueden marcar la diferencia”  manifestó la experta.

Como este proceso es individual, habrá personas que tardarán más en recuperar, pero según Kercadó lo que es relevante es que durante ese período  se trabaje con el trauma, se promueva la estabilidad emocional, espiritual, familiar, social y ocupacional para prevenir conductas suicidas en los sobrevivientes. “Esta prevención de conductas suicidas en los sobrevivientes se puede lograr si promovemos la búsqueda de ayuda para aquellos que experimenten dificultad para afrontar la pérdida. Si las consecuencias emocionales hacen que la culpa nos arrope y nuestras conductas impiden que podamos recuperar nuestras actividades diarias en un tiempo razonable, debemos buscar ayuda” señaló Kercadó.

La psicóloga enumeró algunas señales que pueden manifestar los sobrevivientes y a las que se debe prestar atención.  Estas son:  dificultad para retornar a la  rutina diaria en un lapso de tiempo razonable, problemas para dormir, dificultad para relajarse o manejar el estrés, aislamiento e indiferencia hacia actividades que antes disfrutaba,  enajenación de las  responsabilidades diarias y sentimientos de culpa cuando siente que comienza a recuperarse y a reintegrarse a la vida normal, a pesar de la pérdida. “Estas señales, por sí mismas, no necesariamente implican  que una persona necesite ayuda. Lo que es importante identificar es la frecuencia e intensidad de estas señales y cómo sus manifestaciones afectan nuestro diario vivir. Toda pérdida y proceso de duelo requieren de un auto cuidado y, si nosotros no podemos cuidarnos a nosotros mismos, debemos buscar ayuda” sostuvo la experta.

Para finalizar la psicóloga recomienda, en términos generales, trabajar con los sentimientos de culpa y las emociones relacionadas. “Si enfrentamos nuestro dolor, estaremos caminando hacia nuestro proceso de recuperación. Es importante identificar fuentes y recursos de apoyo. Aunque el proceso es individual, si estamos solos en nuestro dolor, puede ser que nuestras destrezas de afrontamiento no sean las más adecuadas y que el proceso sea más complicado y traumático” finalizó.

Quienes requieran ayuda inmediata para sí mismos o para alguien que conozcan  pueden llamar a la Línea PAS al 1-800-981-0023. También pueden comunicarse  con la Clínica Interdisciplinaria de Servicios a la Comunidad  a través del 787-841-2000 extensiones 2413,2414 o 2465 o con el Programa para la Prevención del Suicidio al 787- 841-2000 extensión 2467.

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