“Aprendizaje en Servicio”

Estudiantes logran detener orden ejecutiva tras presentar informes de impacto social.

Por:  Jalibeth Rodríguez Rivera

Trece estudiantes del primer curso de sociología, “Aprendizaje en servicio” del Colegio de Artes y Humanidades de la PUCPR, lograron detener una orden ejecutiva de desalojo en la comunidad Cerca del Cielo en Ponce. Los resultados de la investigación de los jóvenes Pioneros, a través de datos concretos y cuantitativos, fueron entregados a Fortaleza recientemente. Una acción que desembocó en que el gobierno detuviera un mandato que autorizaba el desalojo y la reubicación de los residentes.

La pesadilla de reparto Cerca del Cielo inició en el 1997, cuando un deslizamiento de una montaña destruyó más de veinte residencias. Además, el continuo movimiento de terreno amenazó la seguridad de otras viviendas en el área.

El grupo de Pioneros impactó la comunidad Reparto Cerca del Cielo en Ponce.

El grupo de Pioneros impactó la comunidad reparto Cerca del Cielo en Ponce.

Esta fue una zona que los estudiantes impactaron en el curso “Aprendizaje en Servicio”. La clase, impartida por la criminóloga, Dra. Sandra Ramos, se centra en enseñar a dar servicio voluntario utilizando, como eje principal, el principio de subsidiariedad. En colaboración con el Instituto Universitario para las Comunidades de la Universidad de Puerto Rico, recinto de Mayagüez, los alumnos administraron censos de necesidades a la comunidad y desarrollaron investigaciones desde el enfoque social. “La comunidad Cerca del Cielo sufre de movimientos geológicos, sin embargo una investigación presentada por nuestros estudiantes y por la Universidad de Puerto Rico de Mayagüez determinó que el movimiento era mínimo. Además, los resultados del Censo reflejaron que el 61% de los residentes se quería quedar”, explicó la Dra. Ramos a Huellas del Futuro.

Estos resultados se presentaron a Fortaleza y el 25 de abril pasado, el gobernador, Alejandro García Padilla revocó la orden de desalojo.

Así como Cerca del Cielo, otras comunidades de Ponce han sido impactadas por los estudiantes de La Católica. Se adentraron en la comunidad Bélgica, en unión con el Centro para Puerto Rico, de Sila María Calderón. Asimismo, trabajaron en la Comunidad de Calzada, Puerto Viejo y el Salistral en Ponce. “Son comunidades que están en una condición deplorable, que necesitan reparación urgente o no son habitables. En algunos de los casos tienen problemas de inundación y hasta de titularidad.”, comentó la profesora.

Natasha Yordán Pérez es estudiante de arquitectura. Se matriculó en el curso “Aprendizaje en Servicio” con el fin de completar un grado menor en urbanismo. No obstante, ahora asegura que se lleva una experiencia que marcó su vida. “Muchos cursos ofrecidos en currículos universitarios nos brindan la oportunidad de estudiar, analizar y aprender de nuestra historia, que con luchas y victorias nos han llevado a ser lo que somos hoy. Sin embargo, este curso fue más allá y me permitió la oportunidad de experimentar, de primera mano, lo que sucede diariamente en nuestro entorno y accionar para convertirnos en parte esencial de su desarrollo”, expresó la estudiante.

Natasha añadió “al visitar, escuchar e idear estrategias para ayudar a las comunidades de Calzada, Cerca del Cielo, Salistral y Puerto Viejo, se hace fácil ver el mundo de otra manera, verlo desde otra perspectiva. Exhorto a toda la comunidad universitaria a que emprenda esta travesía, con la oportunidad de crecer y servir”.

Este pensamiento fue compartido por el joven Miguel Flores. “Esta ha sido la mejor experiencia que he tenido en estos últimos años en la Universidad. La capacidad de un estudiante no se puede medir en un salón de clases, sino poniéndolo a prueba con destrezas en casos reales. La clase de “Aprendizaje en Servicio” es una de esas clases que encierra esta idea. A Miguel lo  que más lo impactó fue la huella que dejó en aquellos que más necesitaban de su servicio. “Creo que ir a las comunidades a servir es un privilegio que se nos da. Es conocerte a ti mismo en lo que puedes ser capaz de hacer por tu prójimo. Son problemas diferentes y personas diferentes. La mejor parte de todo esto es saber que cada día puedo acostarme a dormir con la satisfacción de que los ayudé.  Vi que lo que hacíamos era algo bueno y que daba mucho gozo cada día que salíamos a las comunidades, cómo víamosr a la gente recibiéndonos como si fuéramos la solución de sus problemas comunitarios es satisfactorio”. Continuó su explicación diciendo “en mí estaba sucediendo algo que me cambió. Cuando los visitaba me olvidaba de mis problemas y de mis situaciones. Veía mi vida feliz y sin ninguna preocupación, eso me llevó a saber que estaba madurando mentalmente. Ser el rayito de luz en medio de la oscuridad. Pregúntense dentro de ustedes mismo ¿Qué puedo hacer yo por aquellos que están en necesidad?”.

Lizandra Ruiz también se hizo eco de estas expresiones. “Quizá muchos de nosotros no sabíamos la responsabilidad que conllevaba esta clase, pero las experiencias que hemos adquirido en las distintas comunidades que visitamos nos marcaron para siempre. Las experiencias que he adquirido me ayudaron mucho en mi crecimiento porque he aprendido a valorar todo lo que tengo. Podemos decir que fuimos PIONEROS en esta iniciativa. Esperamos que se logre incluir este curso como requisito para que así otros estudiantes se enriquezcan con experiencias más allá del salón de clases”.

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